A menudo me preguntan sobre el sueño de Nicolás, así que he pensado en finalmente escribir un post completo sobre nuestra experiencia Montessori con el sueño.
Antes de que naciese mi hijo no tenía muy claro cómo iba a enfocar el tema del sueño. No sabía si iba a hacer colecho, si mi hijo dormiría en cuna…El caso es que siempre me dejé guiar por cómo él se comportaba y respetarlo. Al principio, cuando llegamos a casa del hospital dormía en cuna. Nuestro «problema» era que tardaba alrededor de una hora en dormirse y luego solo aguantaba 45 minutos durmiendo, por lo que ni él descansaba ni a mí me salía muy rentable que digamos. Para mí, aunque la cuna estaba pegada a mi cama, suponía un esfuerzo que sinceramente no me apetecía seguir llevando a cabo, el hecho de levantarme y sacarlo de la cuna cada vez que se despertaba. El hecho de no poder turnarme con nadie me dejaba exhausta, y aunque sabía que era normal no dormir mucho los primeros meses de madre primeriza con un bebé, el cansancio me mataba.
Cuando Nicolás tenía 4 meses decidí ponerle una cama en el suelo, pegada a la mía. Por suerte mi habitación es suficientemente grande como para que cupiese, así que no tuve problema en ese sentido. Para algunas personas cuando me preguntan suena raro que mi hijo haya dormido desde los 4 meses en un colchón de 90 en el suelo. La idea de la cama en el suelo se basa en los principios Montessori de permitir a los niños a explorar y aprender a través de su medio ambiente.
Al principio, como apenas se movía no había problema. Se quedaba dormido mientras mamaba y cada vez que se despertaba yo bajaba a su colchón para volver a darle de mamar y así que recuperase el sueño.
Cuando empezó a rodar sobre si mismo, opté por ponerle unos cojines entre el colchón y la pared para que no anduviese dándose golpes por las noches.
A medida que se hizo más mayor y autónomo, cuando se despertaba se incorporaba e incluso se ponía de pie pidiéndome que le subiese a mi cama. Fue agradable para los dos, porque él tenía libertad de aprender y explorar por su cuenta, y además al despertarse, por el mero hecho de ser autónomo nunca ha llorado en mitad de la noche.
A veces cuando se despierta por las noches soy yo la que baja a su colchón, pero la mayoría de las veces estoy tan cansada que le subo a mi cama. Al ser un niño que aún toma leche materna, sigue despertándose cada 3-4 horas. No sé cuál será vuestra experiencia, pero los bebés lactantes (Nico ya tiene 17 meses) que conozco siguen despertándose a la noche a casi cada ciclo del sueño.
Por esto, hace unos meses decidí ponerle una cama en su habitación, a ras del suelo también. En la foto acababa de comprarle la cama, por lo que aún no tenía colchón. En nuestro caso, me decidí por el modelo KURA que es una cama reversible de IKEA con un precio muy asequible. Meses más tarde he descubierto las camas LUFE, y sinceramente me parecen una bomba, son camas apilables que respetan la filosofía Montessori y además son baratísimas!
Mi idea era haberle pasado ya a su cuarto, pero al final por una cosa o por otra no me he sentido capaz, aunque este verano cuando termine la guardería me gustaría ponerme a ello.
Respecto a las siestas, a día de hoy sigue echándose siestas en mi cama y algún día alternamos con siestas en la cama de su cuarto. Este mes ha empezado a levantarse y venir hasta el salón cuando ya ha decidido que ha dormido suficiente. Sinceramente a mí esto me parece una ventaja, porque además de que no llora, fomentas su independencia.
Las ventajas de la cama en el suelo es que tu hijo será libre para levantarse y explorar su entorno. Algunas noches, se levantará y pedirá meterse en tu cama y otras simplemente se despertará, jugará o se sentará un ratito y con tu ayuda volverá a dormirse en su colchón. Aunque también es cierto que lo que me ha funcionado a mí no tiene por qué funcionarle a todo el mundo. Yo siempre hablo desde nuestra experiencia, ya lo sabéis.
Desde el principio he intentado que tenga claro que mi cuarto, que ya es como suyo, es solamente para dormir, así que no juega en mi cuarto y tiene relacionado ese espacio con el descanso. Cada noche antes de dormir creamos una rutina desde bien pequeñito: baño, cena, lavar manos, cara y dientes y un cuento. Así él va dándose cuenta de que ha llegado la hora de descansar.
Si pudiese volver atrás no solamente lo haría de nuevo, si no que directamente ni me compraría una cuna. En nuestro caso fue un fracaso total. De hecho, el día de mañana tengo clarísimo que con mis próximos hijos colecharé y volveré a utilizar el método del colchón en el suelo. Mi consejo como siempre os digo es que observéis al niño y que leáis entre lineas lo que le funciona o no. Hay miles de maneras de que un niño duerma, cama, cuna, cuna colecho, colecho en la cama de los papás…Pero solo tú sabrás lo que le funciona mejor a tu bebé.
¿Cómo duermen vuestros hij@s?¿Cuál ha sido vuestra experiencia?¿Conseguís descansar?
Cada niño y cada familia es un mundo. NUestro Nico que tiene ya dos añitos y medio cuanod tiene pesadillas viene corriendo a nuestra cama (ya se escapa de la suya jeje y hacemos colecho «forzoso» pero la verdad es que mirarle cuando duerme es una maravilla!
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La verdad es que sí, verles dormir da mucha paz y ternura. Y tienes razón cada uno es mundo, por eso es importante ver lo que le funciona a cada familia. Me imagino a tu Nico correteando en plena noche 😂
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