Por fin vuelvo, parece una eternidad, pero en realidad solo llevo 2 meses sin publicar. Aunque si que es verdad que en redes he estado más desconectada, pero me hacía falta. Y de esto vengo a hablar hoy.

Supongo que como a todas, cuando nació mi hijo se dispersaron un poco mis otras identidades y la de madre cogió todo el protagonismo. Cosa normal y natural por otra parte. Por eso mismo, estos dos últimos meses he estado centrándome en ir recuperando mis «otros yo».

Aunque desde que mi hijo cumplió 7-8 meses me puse como obligación salir una vez al mes con mis amigas, es cierto que hasta que no terminó la lactancia (este reciente enero de 2018, y a sus dos años), era algo distinto. Sabía que cuando llegase a casa al día siguiente no se despegaría de mí, y por eso muchas veces acortaba mis salidas, porque sudaba solo de pensar el cansancio que iba a arrastrar al día siguiente cuando volviese a verlo. Por no hablar de la culpabilidad que sentimos muchas (o casi todas), cuando nos dedicamos algo de tiempo para nosotras mismas.

Tampoco se si es algo mío, pero yo desde que fui madre me sentía otra persona, no sé cómo explicarlo, era como que no me reconocía, ni física, ni mental, ni emocionalmente…Algo muy extraño. El caso es que todo esto viene a cuento porque me he autoimpuesto unos «deberes» para ir recuperándome.

He vuelto a leer. Soy una lectora apasionada desde bien pequeña y es algo que había dejado aparcado. He vuelto a estudiar (esto un poco fruto a perder mi trabajo hace unos meses). Lo del gimnasio ya lo hacía desde que el peque cumplió 8 meses. He sido deportista toda la vida, y tenía claro que en cuanto mi útero y yo nos encontrásemos 100% vovlería a la carga, y así fue. Aunque a veces voy menos de lo que me gustaría poder ir, pero esos momentos son terapéuticos.

Y lo mejor de todo, este fin de semana pasado he disfrutado por fin de nuevo como lo hacía antes de ser madre. Puede que os parezca una tontería, pero después de meses algo complicados, mi amiga me dijo que era la primera vez en tiempo que me veía radiante y feliz y eso me hizo taaaanta ilusión!Disfruté sin mirar el reloj, el móvil, y solo riendo, bailando y absorbiendo todas esa buena onda que me hace sentir tan bien. Hablando con un amiga de estas salidas, me dijo que socializarse era terapéutico, y qué razón que tiene!

Sé que no es fácil cuadrar horarios, abuelos, nannys, y fechas para tener estos momentos (creedme, siendo familia monomarental el croquis es mayor si cabe), pero escribo este post porque como mujer quiero invitaros a todas a que salgáis, a que recuperéis ese hobby aparcado, a que dejéis la culpa atrás, y la hora, y las redes y disfrutéis de estos momentos que dan vida. Que solo si nos cuidamos, podemos cuidar a otros y que es imprescindible salir de ese universo de la maternidad, que aunque maravilloso, puede ser agotador.

Y tú, ¿qué haces para reconectar con tu «yo pasado»?

¡Bonito final de semana a todos y a la calle a coger bien de vitamina D!