Los terribles DOS…Lidiando con las temibles rabietas

Bueno pues ya llegaron, y están aquí para quedarse laaargo y tendido, las temibles rabietas. Cuando te lo cuentan piensas que el tuyo no las va a tener, lo ves tan bebé y calmado que piensas que es imposible que ese angelito saque al pequeño demonio que lleva dentro…Y es que desde hace un mes aproximadamente mi peque ya está teniendo sus primeras rabietas. Al principio no eran muy intensas, pero ahora, y deduzco que porque ya tiene 20 meses cada vez son más complicadas de llevar.

Él siempre se ha comunicado muy bien y desde bien temprano, y ahora habla como un lorito. Pero hay muchas veces que no entiendo lo que quiere, o por qué se enfada y en cuestión de segundos pasa de estar tranquilo a hacer la croqueta y ponerse a llorar. Si os digo la verdad la mayoría de las veces lo llevo con filosofía, me siento a su lado, intento cogerle para que no se haga daño si se está golpeando, etc…Pero este fin de semana hemos pasado por uno de los momentos más críticos hasta ahora.

Además de tener que ir a urgencias por una laringitis, que no solo le incomodaba si no que no le dejaba descansar lo suficiente, el viernes mi paciencia llegó muy al límite. Siempre que he hablado de estas cosas he mencionado que cuando te veas superada por la situación, si estás sola lo mejor es llamar a alguien o en caso de que esto sea imposible alejarte aunque sea unos minutos de tu peque y respirar hondo, llorar o lo que sea que te haga desahogarte y liberar algo de tensión. Pienso que aunque es cierto que hay que estar con ellos mientras pasan esa rabieta, a veces cuando llegamos a nuestro límite es mejor alejarnos un momento para ver las cosas con perspectiva y no actuar desde el impulso, la falta de sueño, el mal humor…El viernes fue un día muy difícil. Me vi desbordada, me quedé en casa con él para cuidarlo, pero como estaba cansado no hacía más que llorar porque quería ver grúas y tractores. Y claro, las grúas y los tractores no estaban en el patio de casa. Rabieta al canto. Yo que pensaba que se la pasaría en unos minutos como normalmente, le duró casi una hora. Intenté explicarle que entendía cómo se sentía, que iríamos a ver grúas cuando bajásemos a la calle, le di mimos, le explicaba que sabía que estaba cansado y frustrado y que si se calmaba y me daba algo de tiempo bajaríamos al parque para poder verlas. Pero nada de eso funcionaba…Siempre intento aplicar todo lo que he ido aprendiendo en cuanto disciplina positiva se refiere, pero cuando son tan pequeños es imposible hacerles entender ciertas cosas. Al final, decidí llamar a M, que vino a nuestra salvación y lo entretuvo mientras yo me pegaba una ducha. Ese día tuve suerte, porque alguien pudo venir a ayudarme, pero los días en los que estoy sola y por ejemplo, se quiere bajar todo el kit de limpieza (fregona, escoba, recogedor…) a la calle, con la silla de paseo, mi bolso, su comida para la guarde…etc, se me hace difícil hacerle entender que en ese momento no podemos hacer eso que a él tanto le apetece.

Poco a poco le estoy cogiendo el truco, y como aún es tan pequeño lo primero que intento hacer es hacerle entender que estoy ahí para apoyarle y que no soy su enemiga. Que entiendo que está enfadado y frustrado, o triste. Como muchas veces esto no me funciona, lo segundo que hago es intentar desviar su atención a algo que se que le gusta, como los libros o los animales, para que al menos se calme. No se trata de tapar el problema o ignorar la rabieta, pero al ser tan pequeño en el momento al menos a mí es lo que me sirve. Luego cuando ya está calmado siempre le agradezco que se haya calmado, le recuerdo que le entiendo y que si se se calma él se siente mejor. A veces creo que me entiende más de lo que creo porque me asiente y me dice «Yes, yes» 🙂

Hace tiempo leí «El cerebro del niño» de Daniel J. Siegel y Tina Payne y muchas de sus técnicas me vinieron bien, además de poder entender mejor el funcionamiento del cerebro y la des conexión que este sufre cuando sucede una rabieta. Ahora me estoy leyendo, de los mismos autores, «Disciplina sin lágrimas», y aunque voy a página por semana casi del poco tiempo que tengo, me suele ayudar a centrarme de nuevo y utilizar las herramientas que proporciona en casos de rabieta. Aunque insisto en que hay veces que haría bomba de humo y desaparecería a una bomba desierta, y mira que mi hijo es un angelito…

disciplina

Al final se trata de entender que la percepción del mundo que tienen alrededor los peques cambia por momentos, a la vez que su cerebro se va desarrollando, y esto muchas veces les trastoca, les agota, y les hace estar desubicados. Una táctica que creo que es clave es intentar adelantarse a posibles momentos de crisis. Aunque no siempre es fácil, es cierto que hay momentos en los que es más probable que se produzca una rabieta, como cuando están cansados, tienen hambre…Por lo que intento adelantarme a ese momento y por ejemplo irme a casa antes, o llevar snacks de más para poder evitar una rabieta por alguno de estos motivos. Sin embargo, hay muchas veces que esos momentos de crisis no están ligados a una necesidad como puede ser la del sueño, y esos son los momentos más complicados de solucionar para mí. Por no hablar de las muchas miradas incriminatorias de otros adultos, como si tú eligieses cuándo le va a entrar a tu hijo una rabieta. Pero ese es otro tema que da para otro post completo.

Con el tiempo espero que si se siguen dando, sepamos entre los dos lidiar con ellas de la mejor manera posible y que poco a poco esas rabietas aunque sigan existiendo duren menos tiempo, por el bien de ambos 🙂

¿Cómo gestionáis esas rabietas vosotras?¿Seguís alguna estrategia?¿Trucos o consejos?¡Todo es bien recibido!

 

 

 

4 comentarios en “Los terribles DOS…Lidiando con las temibles rabietas

  1. Carmen dijo:

    Hola. Verás, yo soy psicóloga licenciada y todo el rollo académico. También soy madre, de un niño mayor que el tuyo, de hecho el mío está en la peor etapa del desarrollo, que es la adolescencia. Pero hablando del tuyo, o de otros en una edad muy similar a la de tu bebé: la rabieta tiene dos funciones básicas que cumplir en su desarrollo, 1º expone una frustración 2º explorar los límites de lo que puede y lo que no puede conseguír. Todas las personas sentimos frustración, pero como tu bebé gestionará esa frustración a lo largo del resto de su vida dependerá en una gran parte de como lo estés tu tolerando ahora mismo. Yo no soy partidaria de la educación a la vieja escuela, dónde o bien se dejaba al niño llorar hasta que se aburría y por ende provocaba una adaptación emocional negativa sobre la comunicación sentimental o burradas tipo «pues si ahora quieres llorar ya te daré yo razones para que llores» porque al final no sólo el niño no aprende como gestionar la frustración sino que además le entrará un miedo atroz a comunicar otros estados de ánimo también. Ahora bien, también reconozco que toda esta explosión de literatura de coaching y lifestyle y noséqué más sobre tantos aspectos, desde como ser un mejor ejecutivo hasta como educar a los hijos con según que técnicas, en general me dan mal rollo (llámalo poca confianza si quieres). Hay que aplicar el sentido común, a todo. Cuando tu niño vuelva a tener una rabieta, pura frustración, todo nervio y rabia, piensa que la decisión que sea que vayas a tomar, será la manera en la que él entenderá el mundo. Si serás muy permisiva, en el futuro será de esos adultos que pensará que simplemente por llorar y patalear los demás se lo deben dar todo hecho. Si te vas al otro extremo, pues más de lo mismo. No hay una educación perfecta, ni una madre perfecta. Al final, todo es cuestión de improvisar, e incluso de negociar. A veces le das más, a veces te pones más firme de lo normal. Todas sus respuestas emocionales son todavía bastante primarias, está aprendiendo a comunicarse y está aprendiendo que puede, que no puede y dónde están los límites. Lo que tú tienes que hacer es gestionar, no acompañarle de la manita. Y aunque suene cruel o desfasado, en algunos casos es mejor que lo hagas tu llorar ahora que los demás en un futuro cuándo ya nada podrás hacer por él.

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  2. Lorena Santamaria dijo:

    ¡Hola Carmen!Millones de gracias por pasarte y por tu comentario!Me sirve de mucho tu visión de madre y profesional a la vez la verdad. Tienes razón en eso de que hay que conseguir un equilibrio entre permisibidad y el otro extremo. Yo intento encontrar el equilibrio y tienes razón en que las decisiones que tomamos ahora van a marcar su comportamiento en el futuro. La adolescencia me queda lejos, pero la verdad es que tiene que ser una etapa dificilísima de llevar. Y respecto la educación a la «vieja escuela», idem, yo tampoco soy partidaria de dejarle llorar hasta que se aburra ni de regañarle porque llora, porque al fin y al cabo como tú bien dices están aprendiendo acerca de los límites. Muchas gracias una vez más!Un abrazo Carmen!

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  3. Mamá Pingüino dijo:

    En casa estamos igual hace meses. Por aquí empezó muy pronto y lo vamos gestionando cómo podemos. Me he dado cuenta que, en nuestro caso, suelen ser rabietas por capricho. Por ejemplo: querer salir a la calle cuando no se puede. Intentó dialogar con el, explicarle… El mío aún no habla y creo que por eso se frustra más. Iremos viendo a ver cómo lo vamos superando. Mucho animo a ti también!

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