Muchas pensaréis que vengo a hablar de la ansiedad por separación que sufren muchos niños cuando se separan de sus mamás, muchas veces coincidiendo con el comienzo en una escuela infantil por ejemplo. Pero hoy vengo a hablar de la ansiedad o angustia por separación que sufrimos algunas madres y padres cuando nos separamos de nuestros polluelos.
La primera vez que tuve que dejar a mi hijo con mis padres fue cuando él tenía 3 meses. Tenía una boda de noche a la que acudir, me lo llevé a la ceremonia que era prontito y justo antes de cenar mis padres se llevaron a mi bebote a casa. Fueron si mal no recuerdo 7 u 8 horas contadas, pero aunque lo pasé genial, me costó muchísimo separarme de él. La siguiente vez, y con Nicolás algo más crecidito, ya tenía 6 meses, tuve otra boda y esa vez, y al ser durante el día me sentí algo mejor. No os voy a mentir, llamaba a casa para ver que todo estaba bajo control, y obviamente el mundo no se había acabado por no estar pegadita a mi bebé.
Lo hemos hablado muchas veces, y el primer sentimiento que me venía era el de culpa. Lo que si que es cierto es que al contrario de lo que pensaba, ahora que es más mayor (19 meses) y que él es más consciente cuando tengo que irme, soy yo la que lo pasa peor que él. Nicolás disfruta muchísimo cuando comparte ratos con sus abuelos o con su tío, y siempre que esté rodeado de gente con la que tiene confianza, se queda contentísimo.
Esta vez ha sido distinta. Aunque hubo una vez que pasé dos días fuera de casa, esta ha sido la primera vez que mis padres se llevaban a Nicolás relativamente «lejos», a tres horas de distancia, y el primer día se me hizo durillo. El simple hecho de saber que tenían que viajar con él en coche me ponía algo más nerviosa, ya que en la distancia no tenía control. Y seré una «mamá drama» o como lo queráis llamar, pero de camino al trabajo eché unas lagrimillas porque pensaba para mis adentros «si les pasa algo me muero». Es curioso y contradictorio como cuando somos madres anhelamos el poco tiempo que tenemos para nosotras mismas y en cuanto se nos van ya los queremos de vuelta. Os confieso que entré en su cuarto varias veces para oler a él 😀 y las que sois madres seguro que me entendéis.
Sabemos que la ansiedad por separación es algo normal en los más pequeños y parte natural e inevitable en su desarrollo, pero se habla menos de lo intenso que puede ser dejar a tu pequeño los primeros años de vida cuando los ves tan chiquititos e indefensos. Por suerte, y con el tiempo, tanto padres como hijos, se acostumbran a estos momentos de «liberación» y ambos aprenden a disfrutar de ese tiempo separados. Si has pasado por esto o vas a dejar a tu peque por primera vez con alguien, estos son mis consejos para hacerlomás llevadero.
- Permítete sentir esa ansiedad o angustia. La ansiedad por separación forma también parte de la crianza con apego y no tiene por qué ser una mala señal, al contrario. Sentirte así también significa que estás creando un vínculo sano con tu hijo y que existe un apego que es beneficioso para ambos y eso conlleva sentirse incómoda o angustiada en ciertas ocasiones, porque al fin y al cabo la maternidad viene con ese «pack» de preocupaciones añadidas. Es normal que te plantees si tu hijo estará bien con las personas que le cuidan. Sí lo estará, pero ellos harán las cosas a su manera, y además los niños tienen una capacidad de adaptación increíble. Incluso cuando son bebés, saben perfectamente que con cada persona es una historia diferente y la persona que se quede cuidándolos de una manera o de otra se apañará para sobrellevar la situación de la mejor manera. Creo que es positivo para ellos que sean cuidados por personas diferentes a la madre, ya que aprenden a depositar confianza en alguien más y creo que con el tiempo esto también potencia el sentimiento de comunidad y sensación de que viven en un mundo seguro.
- Tómate tu tiempo. Lo predico mucho y no lo hago tanto como debería. Una cena con amigas, una clase de fitness, ir a la peluqería…Esos momentos no son solo caprichos, si no que momentos necesarios para tu salud tanto mental como física. Si tú te sientes bien, proyectarás energía mucho más positiva cuando estés con tus hijos y seguro que hasta te tomas las cosas con más calma.
- Mira más allá de la culpa. Apego no significa estar físicamente presente las 24 horas del día. Cada vez que dejes a tu hijo te sentirás más y más segura y disfrutarás de esos momentos a solas. A mí a día de hoy aún me cuesta, pero estoy intentándolo 🙂 Cada vez que te reúnas de nuevo con tu hijo, él aprenderá que siempre regresas y eso le dará más y más seguridad.
¡Esta noche ya veo a mi gordito y estoy que me salgo de la alegría!Aunque no vaya a dormir del tirón y me despierte a las 7am a grito de «teta, teta, teta» (últimamente es lo único que soy para él :D)
¿Cómo lleváis vosotras el separaros de vuestros hijos? ¿Disfrutáis de esos momentos de relax a solas u os morís de ganas de verlos en cuanto se han ido?
Esto es algo que me he planteado bastante, porque aunque cuando estoy en España trabajo desde casa, y no será necesario separarme de mi pequeña; sé que a partir del año que viene cuando tenga que volver a USA por trabajo, incluso aunque ella cruce el charco conmigo, no podrá venir a la oficina y será duro… Mi idea por ahora es llevarme a mi madre o a alguien de confianza, para que se quede con la nena mientras estoy trabajando, que siempre será menos duro que contratar allí a una nanny «cualquiera». Pero igualmente creo que solo cuando llegue el momento sabré lo que hacer y cuán mal lo paso… Por ahora a disfrutar del momento y a prepararme mentalmente para todo lo que está por llegar. Gracias por el post 🙂
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Hola Rocío, no sabes cuánto te entiendo!Estuve replanteándome volver a USA y tenía la misma incertidumbre que tú, pero verás cómo poco a poco las piezas van encajando y todo va tomando forma. A veces nos agobiamos antes de tiempo y luego es más sencillo de lo que puede parecer. Y tienes razón, la red de apoyo es indispensable. Eres una campeona y lo vas a hacer genial!!!
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Te entiendo perfectamente. Es que lo vuestros además, mano a mano, debe ser muy intenso además. Yo me he sentido rara cuando le hemos dejado, que yo creo que hasta el año largo no ocurrió, pero luego también se disfruta un montón. Jajaja.
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Yo muchas veces también me sentía rarísima, hasta de no ir tirando de carrito!😂
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