Mamás al borde de un ataque de nervios

La semana pasada fue una de esas semanas en las que piensas que no puedes más. Mi hijo se puso enfermo y aunque no era nada grave, su dependencia (totalmente justificada) y el resto de responsabilidades y obligaciones que tenía me hicieron estar muy estresada, y para qué mentir, de mala leche. Todo esto se sumaba a la adaptación a mi nuevo trabajo y a mi situación amorosa. Que aunque todo vaya viento en popa, no deja de ser un proceso de adaptación en todos los sentidos.

Casualmente, esta semana varias amigas mamás me han dicho que estaban pasando por momentos iguales, así que me he decidido a escribir un post para todas las mamás que piensan que ya no pueden más, que su paciencia se ha terminado y que básicamente están al borde de un ataque de nervios.

Es curioso como hay semanas en las que te levantas y te sientes una súper mamá, llena de energía y que puede con todo. También es frustrante pensar que un segundo esos días pueden dar un giro de 180º. De repente, ese sentido de equilibrio desaparece y el estrés, el mal humor, la ansiedad, el cansancio…nos invaden.

Miras alrededor y te da la sensación de que el resto de madres no se estresan, no se cansan, o no se agobian de la misma manera que tú, pero déjame decirte algo: te equivocas. Creo que no me equivoco si digo que a todas nos abruma esa lista mental interminable de cosas pendientes que hacer (lavar los platos, planchar la ropa, no olvidarse de preparar comidas y cenas para el día siguiente, baño, pediatra…). Sé que estás cansada de despertarte a horas inimaginables para poder aprovechar el tiempo antes de que tu hijo se despierte, y también de trasnochar para poder desconectar y disfrutar de aunque sean quince minutos de paz y desconexión. Sé que hay veces que incluso te escondes para poder llorar a gusto y deshacerte de todo ese estrés acumulado. Y quiero que sepas que no estás sola.

Quiero que sepas que no eres la única que cree que está perdiendo la cabeza, que se sorprende de la poca memoria que tiene desde que ha sido madre, que se castiga por no poder llegar a todo y a todos. Sé que a menudo te gustaría descansar, desconectar e incluso desaparecer, por mucho que quieras a tu bebé. Y sé que te sientes culpable por eso mismo. Pero te quiero volver a recordar que no estás sola. Que aunque no te lo parezca, cada una de nosotras tenemos momentos de crisis donde nos planteamos si realmente lo estamos haciendo bien. Y es que la verdad es que la maternidad es una responsabilidad que pesa, no pasa nada por admitirlo, es algo increíble pero que también hace que tengas miedos, preocupaciones…y que eso te genere esa sensación de estar exhausta a diario.
Hace poco una madre que me sigue en Instagram me escribía para felicitarme por lo bien que lo estaba haciendo y me decía lo abrumada que se sentía por la situación sobre todo de cansancio psicológico. Su bebé tiene menos de un año y hasta ahora no se había dedicado tiempo a sí misma. Lo primero que le dije es que no pensase que yo era una súper mamá o una súper woman. Que yo, al igual que ella también tenía días horribles donde me iría a una isla desierta, días en los que no quiero ni compañía, días en los que me siento más insegura…También le dije que durante muchas noches había llorado igual que ella de extenuación y de presión que no solo la sociedad impone sobre nosotras, si no que yo misma sin querer había ido añadiendo.

Cuando llegas a esos momentos tan límite creo que tu cabeza y tu cuerpo te están mandando una señal para que te tomes la vida de un modo más «slow». Y no soy yo la más indicada para hablar de vida «slow», pero bueno…Aunque es cierto que en general por el propio ritmo que la vida establece es difícil bajar las revoluciones, en esos momentos de nervios creo que lo mejor es invertir en una misma. Y esto lo extrapolo a cualquier persona, ya sea madre o no. Hay veces que hay que alejarse un poco para ver todo con perspectiva y volver con más energía si cabe.

A mí por ejemplo, esa semana de tanto caos emocional con mi hijo de la que os hablaba, me ayudó tomarme ratos para mí en soledad, en silencio. Momentos donde estaba conmigo misma y podía escucharme a mí y a mis necesidades. Aunque tenía que reservarme momentos de la noche para ello, siempre me aportaba lucided poder detenerme a ver cómo me sentía realmente y cuál era la solución a ese estrés. Por otra parte, una salida o cena con gente cercana donde puedes (y debes 😂) sacar esas identidades de las que te habías olvidado, siempre me vienen genial para recargar pilas.

Si el cansancio y el estrés te generan más problemas como insomnio, ansiedad…Yo soy de las que si lo ve muy negro valora ver a un profesional. Creo que en España aún ir a un psicólogo a veces está mal visto, como si solamente personas con patologías o problemas psicológicos acudiesen a ellos. Pero yo, y lo digo por experiencia, cada vez que he acudido a un profesional he salido muy contenta. Contarle por lo que estás pasando a un desconocido que además es un experto es de gran ayuda y en muchas ocasiones mucho más fácil que hablarlo con alguien cercano. Cuando mi hijo cumplió un año decidí que era hora de hablar de mi historia y del padre biológico de mi hijo con alguien que me escuchase objetivamente, sin juicios de valor. Y fue lo mejor que pude hacer. Hay veces, que simplemente con verbalizar los sentimientos te quitas un gran peso de encima. Con esto no quiero decir que todo se solucione de esta manera, pero si que es una herramienta que está ahí y que si alguna madre se siente con necesidad de utilizarle nunca debería sentirse mal ni culpable por ello.

Yo solamente os digo que esta semana que son fiestas, aunque he estado trabajando me lo he tomado al pie de la letra y la «silla de la plancha» está hasta arriba de ropa. Pero he tenido tanta suerte que como ha llegado el invierno de repente, de momento la ropa de verano no me urge plancharla 😂👌

¿Cómo gestionáis la montaña rusa de emociones que genera la maternidad?¿Cuáles son vuestros trucos para hacerle frente al estrés?

9 comentarios en “Mamás al borde de un ataque de nervios

  1. Rocío dijo:

    A mi nena le queda un mesecito para nacer, así que yo aún no he llegado a esos niveles de estrés y nervios como mamá. No sé si hay algo de la vida pre-maternidad que sea comparable a lo que describes, pero lo que sí puedo decir sin miedo a equivocarme es que todos alguna vez en esta vida tenemos momentos de «no puedo más». Yo misma que siempre soy súper positiva y «zen» frente a los problemas, a veces necesito esos días a solas, conmigo misma y nadie más. Pero siempre es bueno saber que no eres la única que ha pasado por ello y que hay recursos que pueden ayudarte, recordar que todo pasa y que el sol volverá a brillar. Guardaré este post con cariño para cuando tenga yo uno de esos días o temporadas de «mamá al borde de un ataque de nervios» 🙂

    Solo un consejo para todas, chicas: haced como yo y no tengáis plancha, ni silla de la plancha, ni nada que se le parezca 😂😂😂

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    • Lorena Santamaria dijo:

      Jajaja buen consejo el de no tener plancha!Yo este otoño contrataré a alguien porqur así invierto en salud y puedo aprovechar más el tiempo con mi peque. Como bien dices, esos días grises son pocos y encima pasan, siempre pasan. Me encanta tu actitud, verás qué bien os va a ir!

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  2. Veronica dijo:

    Cada vez que leo un post de éste tipo intentando buscar consuelo, la solución siempre pasa por pasar algo de tiempo dedicado a una misma. Las que llevamos años solas con un niño sin tener a nadie con quien dejarlo no tenemos la posibilidad de ir solas ni a tirar la basura, lo hacemos con el niño colgando del otro brazo. Cenar con amigos es una Utopía tan grande como irnos un fin de semana a un balneario.

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