Exterogestación: los nueve meses después del parto

Sí, sí, como lo oís, el embarazo no dura 9 meses, si no 18. Y es que antes de dar a luz jamás había escuchado la palabra exterogestación. Hasta que un día, en una reunión de crianza salió el tema y empecé a entender muchas cosas. Así que si no tienes idea de lo que es el cuarto trimestre, no estás sola. Esto es lo que las nuevas mamás necesitáis saber para entender por qué vuestro bebé no os deja respirar ni un segundo.

La teoría de que el recién nacido necesita mucha atención y que hay que estar constantemente cubriendo sus necesidades me la sabía, pero no sabía que pasada esa etapa de recién nacido tendría que literalmente pasearme con Nicolás en la mochila hasta para limpiar la casa. Y es que estas situaciones pueden ser muy agotadoras y frustrantes si no las comprendes. Por cierto, benditos porta-bebés y bendito el que los inventó.

-Ah pero…que hay un cuarto trimestre?

Me quedé con la misma cara que tendréis seguramente las mamás primerizas que me estáis leyendo o las que váis a serlo. Resulta que cada vez que dejaba a mi hijo apoyado en cualquier superficie que no fueran mis brazos, lloraba como si no hubiese mañana. Pasaban los meses y había temporadas en las que no podía ni apartarme de su vista, y claro una tiene no solo tareas domésticas que hacer si no necesidades…Y me pasaba la vida con mi pequeño a cuestas pegado a mi cuerpo, cocinando, yendo al baño, a hacer recados…¡Estaba totalmente presa!Y claro yo pensaba que lo mismo mi hijo era un bebé de alta demanda, pero resulta que no. Nadie me había explicado que los primeros nueve meses de mi bebé eran prácticamente un embarazo extra uterino, donde mi bebé iba a necesitar constante de mi contacto. Durante este período donde Nicolás se adaptaba al mundo exterior había días en los que quería desaparecer. Días que se hacían eternos y días MUY intensos. Y si le sumamos que no tenía nadie que me hiciese el relevo, os podéis imaginar.  De esto hablamos mucho en las reuniones de crianza, y gracias a Dios me di cuenta de que no estaba sola, ni loca!Claro que no solo Nico era el que tenía que adaptarse al mundo exterior, si no que yo, en pleno puerperio tenía que adaptarme a mi nuevo cuerpo, mi nuevo rol de madre e intentar descifrar las necesidades de mi recién nacido y cubrirlas. ¡Moco de pavo, vaya!

Tuve suerte en el hospital, donde una de las enfermeras me explicó que necesitaba imitar el entorno donde mi hijo había crecido esos nueve meses, la matriz. Por suerte, durante el embarazo había devorado libros de crianza y maternidad y tenía una ligera idea, pero nada comparado con la realidad. Las primeras semanas entre los cambios hormonales que tenía y la privación de sueño, recuerdo que le pregunté a mi madre horrorizada «¿Y esto, va a ser siempre así?» 🙂 Pregunta de madre primeriza. Y ahora os digo, que no, no va a ser siempre así, pero lo más seguro es que esos nueve meses fuera del útero e incluso más (según sea tu bebé), si lo sean. Así que lo mejor es estar mentalizada. Creo que la clave de no haberme vuelto loca durante esa exterogestación fue el no tener la situación idealizada y el ser muy realista. Pero admito que había días en los que me superaba tener que cargar con mi bebé 24 horas diarias. Para mí la clave fue dejar que el proceso fluyera. Por desgracia, muchas veces queremos correr, o nos comparamos con otras madres u otros bebés y no nos ayuda. No pasa nada si tardas más en comprender a tu hijo, o si tu bebé te sigue reclamando tanto como el primer día pasado el año de vida. Es agotador, si, pero todo pasa tarde o temprano.

Casi cada semana, en nuestras reuniones de crianza alguna de nosotras estaba desesperada porque su bebé no le dejaba respirar ni un segundo. Y no hablo solo de madres solteras, si no de mamás con parejas cuyos bebés solamente querían estar pegaditos a ellas, y ni siquiera a sus padres. Pero todo esto tiene una explicación que hace más llevaderas estas semanas tan caóticas donde las ojeras nos llegan al suelo y no tenemos tiempo ni de peinarnos. Hace poco leí que madres e hijos comparten una relación especial llamada «díada», donde comparten información vital. Y es que el cuerpo humano es tan maravilloso que a través del contacto con nuestros bebés, ellos regulan su temperatura más fácilmente, su función cardiovascular, los ritmos del sueño…Y a mí descubrir esto me fascinó.

Resulta que los bebés nacen antes de completar su proceso de maduración, debido a su tamaño. Y es que el hecho de que los humanos pasásemos a andar sobre dos pies y no cuatro, hizo que la naturaleza (tan sabia como siempre), estrechase nuestra pelvis y acortarse nuestros embarazos para que la cabecita (o cabezón en el caso de mi hijo XD) cupiese por nuestra pelvis. De manera que el crecimiento de su cerebro, el desarrollo del comportamiento y la maduración del resto de sistemas se dan durante esos nueve meses donde te conviertes en un canguro prácticamente. ¿Cómo os quedáis?

Para aquellas que váis a ser madres o que acabáis de serlo, no os alarméis, hay luz al final del túnel!Yo tampoco lo creía, pero ahora después de 16 meses puedo asegurarlo. Yo vi la luz cuando mi pequeño aprendió a sentarse solo y empezó a explorar cómo desplazarse. Claro que mi bebé era tan sumamente grande que esto no ocurrió hasta su décimo mes aproximadamente. Hubo días en los que dudé de mis propias decisiones o de mis métodos de crianza, pero a día de hoy me alegro de no haberme dado por vencida y de haber seguido fiel a mi instinto y a mis convicciones. Siempre digo que no hay una fórmula perfecta y que cada madre tiene que seguir lo que a ella le funcione. En mi caso con Nicolás siempre ha sido el contacto físico, a día de hoy seguimos colechando y con lactancia materna. Y aunque hay noches (como la de ayer), en las que quiero morir de sueño, sé que para mí es mucho más cómodo eso que levantarme veinte veces a su cuarto con el desvelo de sueño que me conllevaría. Pero lo dicho, cada una tiene su fórmula.

No sé si será pura genética o que Nicolás se ha beneficiado de ese contacto físico tan enriquecedor desde los primeros días de vida, pero es un niño muy tranquilo. También me consta que hay otras mamás que han seguido exactamente los pasos que yo he seguido y sus bebés siempre han sido niños más nerviosos o irritables. Es normal que haya días o semanas en las que pienses «¿Quién me manda a mí meterme en este berenjenal de la maternidad?», pero con el tiempo todo pasa y lo ves en perspectiva y hasta no te parece tan horroroso. Lo único que puedo deciros desde mi experiencia es que si necesitáis ayuda, PEDIDLA!Es importantísimo, y no os sintáis avergonzadas por sentiros abrumadas o no capaces, nadie nace sabiendo y en esto de la maternidad aprendemos cada día. La maternidad no es una competición y tu bebé es único y distinto al resto, así que aunque es complicado no lo compares al resto. Sigue sus ritmos, los tuyos y deja que todo fluya y cuídate en la medida de lo posible, porque solo si tú estás bien, tu hijo va a poder estarlo.

¿Cómo vivistéis la exterogestación?¿Cuándo notásteis mayor independencia en vuestros bebés?¿Cuáles fueron los momentos más críticos?

2 comentarios en “Exterogestación: los nueve meses después del parto

  1. Mar dijo:

    Tengo un recuerdo maravilloso, pero agotador y siempre preguntándome si lo estaba haciendo bien……eche mucho de menos a mi madre y hermanas y muchas noche a lloraba …… pero tenía k seguir adelante…..y ahí estáis vosotros dos…..😊

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